El valor de lo efímero, por Yuima Nakazato
Utakata o el valor de lo efímero en una sociedad en la que, de manera contradictoria, parece buscar la funcionalidad y la durabilidad. Así se presenta una colección vinculada a la ópera Idomeneo que llega para no dejar indiferente a nadie.
Corría el año 1781 cuando el gran Amadeus Mozart alumbraba una de sus obras más hermosas: Idomeneo, rey de Creta, una obra en la que se relata la caída en desgracia de este soberbio monarca de Creta a quien el dios del mar aflige y destrona.
Algo más de dos siglos y medio después, Idomeneo llegaba el pasado mes de febrero al Grand Théâtre de Genève en Suiza, dirigida por el coreógrafo belga Sidi Larbi Cherkaoui y dispuesta a convertirse en una nueva interpretación de este cuento clásico del sufrimiento humano a causa de los desastres de las antigua guerras griegas.
Una oportunidad, no solo de asistir a la representación de todo un clásico, sino de contemplar un vestuario totalmente diferenciador creado por Yuima Nakazato.
Para el diseñador japonés, se convierte, además, en la colección con la que nos invita a disfrutar esta temporada de primavera-verano.
Una colección para cuya creación el japonés buscó inspiración directamente en Creta, allá donde se desarrolló la historia de Idomeneo y donde las aguas de un azul turquesa impoluto bañaron la Guerra de Troya acontecida muchos siglos ha en ese hermoso paisaje.
Un paisaje que para Nakazato ha servido de punto de partida de una profunda reflexión sobre el significado y el valor de lo efímero en la sociedad en la que vivimos.
Utakata o ese valor efímero es el término sobre el que Yuima Nakazato ha dado forma a una colección en la que ha buscado construir a través de las prendas que la componen una armadura totalmente efímera para quien las lleva, muy parecida a las delicadas burbujas que se forman en la superficie del agua, capaces de desaparecer en un abrir y cerrar de ojos.
Un enfoque en el que lo efímero parece convertirse en una especia de renuncia a la batalla, en una auténtica liberación.
Así nace una colección que toma como base la ropa de batalla, para la que no se busca precisamente lo efímero, sino la durabilidad y permanencia en el tiempo.
Una ropa que, además, se aleja de artificios y elementos decorativos.
Con esta colección, Yuima Nakazato busca mostrar la evolución de la ropa que podría haber sido de otra manera; una colección que nace de la existencia contradictoria de armaduras delicadas y frágiles creadas a partir de textiles triturados y recuperados de uniformes y ropas de trabajo desgastados, y decorados con cerámica, vidrio y platino.
Un intento claro de fusionar, por ello, los delicados y frágiles elementos hechos a mano de la alta costura con el camino evolutivo seguido por la ropa masculina desde la antigüedad.
