Modernismo en Viena

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Maria de Juan

Modernismo o Secesionismo

La formación del movimiento artístico vienés llamado Modernismo o Secesionismo (1897), marcó el comienzo formal del arte moderno en Austria, una nación hasta entonces conocida por su apego a las tradiciones más conservadoras.

Fue el primer movimiento que fusionaba a artistas y diseñadores comprometidos con una visión progresista e internacional del arte, abarcando todo tipo de campos y géneros. Fue además, una liberación de los valores arraigados y los gustos comerciales predominantes.

Liderados al principio por Gustav Klimt, los secesionistas dieron a su arte innovador, un primer lugar. Su revista oficial “Ver Sacrum”, no solo descubrió a la capital austriaca sus trabajos, sino también otros movimientos artísticos contemporáneos en Europa.

El grupo Wiener Sezzession fue fundado en 1897 por un grupo de 19 artistas vieneses pertenecientes a la escuela Kunstlerhaus que habían abandonado la Asociación de Artistas Austriacos.

Crearon un movimiento artístico, coincidiendo con el Expresionismo Alemán aunque en Austria fue mucho más estético y colorista. Defendían la claridad y la armonía. A veces, se le ha considerado como Expresionismo Austriaco o vienés.

Sus principales pintores son Gustav Klimt, su joven pupilo Egon Schiele y Oskar Kokoschka.

El trabajo de los secesionistas muestra las representaciones visuales del nuevo florecimiento cultural de Viena en 1900, en campos tan diversos como la medicina, la música y la filosofía. Sin embargo, en poco tiempo, las divisiones internas y las dificultades comerciales, finalmente fracturaron al grupo en dos partes: los artistas y los decoradores.

A finales del siglo XIX Viena, capital del imperio Austrohúngaro, concentraba una serie de grandes cambios.

Intelectualmente, la ciudad fue un hervidero de creación: con Sigmund Freud, creador del psicoanálisis y Otto Bauer, pensador político y principal exponente del marxismo.

Eran nuevos conceptos que calarían fuerte en la sociedad vienesa. Vivían un cambio de épocas y se encontraban inmersos en una atmósfera que favoreció la creación artística.

El emblema del grupo era Atenea, la diosa principal de la mitología, símbolo de la razón. Era hija de Zeus y Metis, nacida ya adulta y armada con un casco por el propio Zeus. Atenea fue patrona de la primera ciudad-estado de Atenas en la Grecia clásica.

En los años siguientes, artistas de varios países centroeuropeos tomaron ejemplo y crearon movimientos satélites: la Secesión de Múnich y la Secesión de Berlín. Los tres están relacionados con el Modernismo típico del fin de la Belle Époque (1871-1914).

Presentan importantes diferencias con su coetáneo Art Nouveau y otros estilos semejantes como el Liberty o floreale italiano o el Modernismo español.

En la Wiener Sezzession se busca la elegancia. En muchos aspectos, por su ruptura con todo lo anterior, fue un precedente de las Vanguardias del Siglo XX.

Retrato modernista de Adele Bloch Bauer (1907) de Gustav Klimt

Gustav Klimt

Klimt nace el 14 de julio de 1862 en Baumgarten, cerca de Viena. Vive en una relativa pobreza gran parte de su infancia. Su familia es inmigrante, con escaso trabajo y oportunidades sociales. Su padre trabajaba como orfebre.

Gracias a su talento, con catorce años recibe una beca para estudiar en la Kunstgewerbeschule, (Escuela de Artes y Oficios) de Viena, donde se forma como pintor y decorador de interiores.

Junto con su hermano Ernst Klimt y su amigo Franz Marsch crean un colectivo llamado «Compañia de artistas». Comienzan a recibir modestos encargos además de trabajar como asistentes de su profesor en la Escuela.

En 1880, Klimt comienza su carrera individual como pintor de interiores en grandes edificios públicos desarrollando ya algunos temas alegóricos que posteriormente se convierten en el tema distintivo de su obra.
Uno de los encargos, son los frescos de la Escalera del Kunsthistorisches Museum de Viena. La obra se compone de 40 pinturas, repartidas entre los arcos del edificio, que narran escenas del Antiguo Egipcio hasta la Edad Moderna. De ellas, Gustav Klimt firmó once.

En 1890 Klimt conoce a Emilie Flöge, que será su compañera hasta el final de su vida. Klimt tuvo al menos catorce hijos durante esta relación aunque también fue famoso por sus escarceos amorosos.

Llevaba una vida bastante sencilla, completamente absorbido por su trabajo y su familia. Klimt solía evitar los encuentros de sociedad y los círculos intelectuales de los cafés y vestía con túnica o caftán y sandalias cuando estaba en casa.

En 1892 mueren su padre y su hermano Ernst. La tragedia familiar pesó también en su expresión artística y marcó el inicio de su estilo personal.

En 1894, Gustav Klimt y su colega Franz reciben el encargo de realizar las pinturas para el techo del Aula Magna de la nueva Universidad de Viena.

Les encargan representaciones simbólicas de cuatro Facultades: teología, filosofía, derecho y medicina.
Inacabadas hasta el fin de siglo, las pinturas fueron muy criticadas por lo radical del enfoque y por la representación que entonces se acusó como «pornográfica».

Cada pintura rompió diferentes tabúes culturales, contradiciendo la tendencia de sublimar la realidad y solo presentar sus aspectos mas favorables.

Klimt adapta la forma clásica de la alegoría y el simbolismo convencional, pero revisándolo con su propio lenguaje plástico, abiertamente sexual y de matices provocativos.

Las protestas no se hicieron esperar: políticos, personalidades del mundo del arte y la moral pública pusieron el grito en el cielo. La universidad decidió finalmente no colocar las obras de Klimt.

Obra modernista La Virgen (1913) de Gustav Klimt

En 1897, junto con otros artistas, abandona la conservadora Künstlerhaus (Academia de Viena) y funda una nueva unión de artistas con el nombre de Sezession (que significa ruptura). Así surge el movimiento Vienés cuyo lema era:

A cada tiempo, su arte. A cada arte, su libertad

Una frase que describió la obra y creación de Klimt, intensamente influenciada por las corrientes de pensamiento de su época y fruto de una voluntad de libertad total. Pretendía una ruptura con las normas establecidas pero no con la tradición artística.

Los historiadores del arte señalan el carácter ecléctico de su estilo. En su obra descubrimos referencias al arte del antiguo Egipto, cultura Micénica, Grecia clásica y al arte Bizantino.

Hombre de formación clásica, Klimt no sentía reparo en manifestar su entusiasmo por el arte de artistas flamencos como Durero o de la Escuela Japonesa. Técnicamente Klimt insiste en la pureza de la línea, lo que le da a sus dibujos, un carácter bidimensional y de expresividad.

1898 fue un año clave pues consolida su posición como artista al recibir la Orden de Oro al Mérito otorgada por el Emperador Francisco José I de Austria.

Ese año pinta “Nuda Veritás”, (La verdad desnuda), una obra provocadora y plena de turbadora energía. Es un desnudo frontal de una mujer que sostiene un alegórico espejo de la verdad. La obra va coronada por una cita de Schiller:

Si no puedes agradar a todos con tus méritos y tu arte, agrada a pocos. Agradar a muchos es malo.

Constituye toda una declaración de principios por parte de Klimt dirigida, sobre todo, a los políticos y críticos más conservadores. Y es un profundo avance en su estética personal.

Los objetivos del grupo Sezzession eran la promoción de artistas jóvenes, la exhibición de obras producidas en el extranjero y la publicación de una revista con obras de sus miembros. Sin embargo, el grupo nunca redactó un Manifiesto y tampoco se definió por una determinada dirección estética. Había todo tipo de creadores en diversas artes y tendencias: muralistas, realistas, simbolistas…

Tenían un proyecto de renovación artística de los estilos del pasado para adaptarlos a los cambios del presente.
En contraposición al academicismo y al impresionismo, abandonan los temas cotidianos por los contenidos simbólicos y conceptuales.

El grupo encontró cierto apoyo gubernamental. Construyeron una imponente sala de exposiciones, donde mostraban sus obras, aunque eran normalmente detestadas por los académicos.

En 1902 Klimt crea el Friso de Beethoven, pintura mural creada para la Exposición de la Secesión vienesa en torno a la figura del músico. Es una gran composición con una serie de episodios simbólicos sobre la salvación de la humanidad a través del arte.

La obra fue objeto de fuertes polémicas. Se llegó a acusar a Klimt de reflejar “alucinaciones y obsesiones y caricaturas impúdicas de la noble figura humana”.

Las querellas y polémicas que surgieron provocaron el alejamiento total del artista del poder político.

Hasta ese momento, había cumplido con sus encargos. Pero esta situación de crítica constante, le llevó a una profunda crisis personal y desde entonces se retiró de todo encargo público.

Retrato modernista de Gerti Schiele realizado por Egon Schiele

A partir de entonces, Klimt renuncia a ser un mero cronista rechazando trabajos oficiales en una época que el escritor austriaco, Stefan Zweig, definió como “la edad de oro de la seguridad burguesa”.

Se especializó en pintar su tema favorito: las mujeres. Mujeres hechizantes e irresistibles, ideales de la femme fatale, pero con alma de seres míticos ligados al placer y al exceso.

Cercano a un ideario romántico, Klimt encontró su máxima inspiración en el desnudo femenino. Sus obras reflejan una intensa energía y sensual, en cierto modo son herederas de la tradición de dibujos eróticos de Rodin e Ingres.

Hacia 1903 Klimt comienza un viaje por Italia, visitando Florencia, Venecia y Rávena. Descubre los mosaicos bizantinos.

Tras volver de su viaje italiano, participa en la decoración del suntuoso Palacio Stoclet, hogar de un magnate belga. Muchas de sus pinturas de este período incorporan pan de oro a la pintura. Las obras más importante realizadas en esta etapa fueron el “Retrato de Adele Bloch-Bauer” (1907) y “El beso” (1908).

Gustav Klimt supuso una ruptura con lo convencional y con lo conservador. El tema del sexo y la maternidad ocupan lugares relevantes dentro de su obra.

La figura femenina es ambivalente. Por un lado presenta a la mujer como una hermosa divinidad y por otra como femme fatale, haciendo uso de sus encantos. Transmite desde ternura y elegancia hasta mujeres enérgicas y casi maléficas.

La inclusión de una figura masculina en el cuadro de “El Beso”, es, algo peculiar, ya que la mujer era la verdadera protagonista, como en la mayoría de sus obras, mientras el hombre queda relegado a un papel secundario.

Klimt realizó retratos de diversas damas de la alta sociedad vienesa. Pero era muy selectivo con los encargos que aceptaba. Una vez admitido un encargo, pasaba largas horas meditando y las sesiones de posado eran muy prolongadas.

En 1911 Gustav Klimt es galardonado con el primer premio de la Exposición Universal de Roma, por su obra “La vida y la muerte”.

En 1918, Klimt fallece con 56 años, tras un infarto y una neumonía.

En su taller quedaron muchas obras. Algunas fueron confiscadas por la dictadura nazi. Con el avance de las tropas enemigas, para evitar que se convirtieran en botín de guerra, los nazis quemaron el castillo donde permanecían confiscadas.

En la actualidad, las obras de Klimt han batido algunos récords en las subastas de arte.

Obra modernista de Egon Schiele

Egon Schiele

Egon Schiele (1890-1918) fue el mejor alumno de Klimt, siendo casi 30 años más joven que su ya famoso maestro.

A pesar de su corta vida (murió los 28 años), Schiele produjo una asombrosa cantidad de obras sobre lienzo y papel y es considerado el máximo exponente del Expresionismo Austriaco.

Jugó un papel decisivo en el grupo Secesión y sus obras causaron una gran polémica debido a su atrevido erotismo sin complejos.

El estilo de Schiele es inconfundible: trazos quebrados y angulosos, manos largas y huesudas, deformaciones expresivas…

A diferencia de su maestro Klimt, mago del erotismo encubierto, adornado de arabescos y hermosos colores, Schiele nos muestra una realidad descarnada, sobre fondos vacíos que parecen aislar a las figuras.

No le interesa que nos distraigamos con lo superficial. El sólo quiere enfrentarnos cara a cara con los instintos, temores y flaquezas del ser humano. Expresionismo en estado puro.

A pesar de una carrera y una vida cortas, Schiele es recordado como una prolífica influencia del principio del Modernismo. Su trabajo es conocido por sus composiciones dinámicas, sexualidad sin refinar y formas corporales inusuales que son indicativas del estilo expresionista temprano.

Autoretrato modernista de Egon Schiele

El joven Schiele estuvo en desacuerdo con los críticos de arte y la sociedad durante la mayor parte de su breve vida. Incluso más que Gustav Klimt.

Schiele hizo del erotismo uno de sus temas principales y fue encarcelado brevemente por obscenidad en 1912.
Su tratamiento de la figura desnuda sugiere un espíritu solitario y atormentado, obsesionado más que satisfecho por un erotismo descarnado.

Al principio estuvo muy influenciado por Klimt pero Schiele pronto logró un estilo anti clásico, totalmente personal. Sus líneas irregulares surgieron más de sentimientos psicológicos y espirituales que de consideraciones estéticas.

Sus conocidos “Autorretratos” muestran una gran profundidad de emoción a pesar de la simplicidad de las obras.
El artista, a veces se sienta en ángulo, mirando al espectador con una mirada de escepticismo. Su cabeza y rasgos faciales se agrandan y el cuerpo se tuerce de forma antinatural, insinuando una tensión sutil que impregna la pieza.

Su rostro muestra colores intensos y detalles musculosos, a diferencia de la ropa y el fondo circundantes, que perecen desaparecer, lo que sugiere una profundidad psicológica aguda.

Egon murió con solo 28 años y realmente no sabemos cómo se habría desarrollado a partir de la angustia adolescente auto compasiva que era el tema principal de su trabajo.

Sus Autorretratos son su tema más conmovedor: una exposición patética pero poderosa de la vulnerabilidad de Schiele. Es mera piel y huesos, todavía no está completamente allí como persona. Es un joven desdichado y escuálido con una extensión de cabello salvaje y exagerada. Su arte muestra los sentimientos crudos de su infelicidad.

Puede parecer una visión demasiado individualista, pero a su manera histérica está expresando los temores y las dudas de muchos jóvenes. Es maravilloso, inquietante y extrañamente inocente.

Autoretrato modernista de Oskar Kokoschka

Oskar Kokoschka

Oskar Kokoschka (1886-1980) fue el “enfant terrible”, la oveja negra de la Viena de Klimt y Freud, pero también fue de gran inspiración para toda una generación de artistas posteriores.

Hijo de una familia humilde dedicada a la orfebrería y castigada por la llegada de la industrialización, Kokoschka siempre creyó en los presagios.

Un gran incendio asoló su villa natal de Pöchlarn mientras su madre le daba a luz. Esto le convenció de que estaba llamado a buscar la iluminación y explorar una mirada que le permitiera ver, según sus propias palabras, «el aura que los hombres proyectan en el espacio«.

Su teoría era que, cada uno de sus cuadros, permitía al modelo saber cómo serían su aspecto y su vida con el paso del tiempo.

En Austria le acusaban de pintar mal. Convivió con el movimiento de Secesión pero el estilo radical y de fortísima expresividad del joven Kokoschka no fue bien recibido en los círculos artísticos de Viena, donde se le acusaba de no saber pintar. Sin embargo, Klimt calificó como «el mayor talento de las nuevas generaciones«.

En 1910 emigró a Berlín, donde el talante era mas abierto gracias al avance del Expresionismo. Allí consiguió vivir de la pintura gracias al mecenazgo del arquitecto Adolf Loos, que actuó como embajador del pintor entre los intelectuales.

El gran amor de su vida, fue Alma Mahler, viuda del compositor Gustav Mahler y más tarde esposa del arquitecto Walter Gropius.

Mantuvieron un largo e intenso romance pero ella decidió romperlo porque sentía que la pasión era demasiado intensa y nublaba su voluntad.

Obra modernista de Oskar Kokoschka

Sus cuadros, cargados de capas que resquebrajan la realidad y no siempre eran del gusto de los retratados, pueden ser entendidos como una proyección de la dislocación de su tiempo.

El artista acabó destrozado por dos guerras mundiales y por la intolerancia de los nazis que le acusaron como uno de los “artistas degenerados«.

Kokoschka tuvo que huir y refugiarse de la persecución nazi. Logró escapar y vivió en Londres hasta conseguir la nacionalidad inglesa. Al final de su vida, volvió a solicitar la nacionalidad austriaca aunque nunca volvió a residir en su patria natal.

Murió con la sensación de que su vida de entrega a la pintura y al compromiso con el arte había sido en vano.

Olvidado e incomprendido, víctima del aluvión de los movimientos posteriores a la II Guerra Mundial, como el Pop Art, el viejo maestro se sentía como una nota al pie en el Arte del siglo XX.

Pero hoy la historia ha evolucionado y la figura del pintor, uno de los mas radicales expresionistas, es citada una y otra vez como una de las más influyentes.

Aunque rehuía la militancia en cualquier escuela artística, se le considera, miembro del Secesionismo austriaco pero mas aún, Expresionista por excelencia.

Años más tarde, su estilo tuvo una enorme influencia en la Escuela de Londres, especialmente en dos de sus mas brillantes artistas: Francis Bacon y Lucian Freud.

La recuperación del maestro, nacido en Austria y fallecido en Suiza, se consolidó con una gran exposición retrospectiva en el Museo Boijmans Van Beuningen de Roterdam (Holanda) en 2013.

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