El sueño en flor de Cheney Chan
Cheney Chan da forma a una colección cargada de simbolismos y tradición en la que la mujer moderna disfrutará de una belleza única.
Doce. Un número que, a priori, podría no significar nada pero que para Cheney Chan va a serlo todo durante los próximos meses. Y es que el diseñador lo ha elegido como base para crear una colección con la que escribir historias nuevas, hermosas y oníricas.
De esta manera, Cheney Chan encuentra en los tradicionales cuentos chinos las doce características con las que desea que la mujer se muestre al mundo, y las elige para crear una colección irrepetible.
Pureza, coraje, encanto, resiliencia, resistencia, pasión, libertad, heroísmo, independencia, claridad, responsabilidad y autenticidad.
Doce tributos a través de los que interpretar el comportamiento de la mujer moderna que, además, vienen a rendir un homenaje más que sincero a su día a día.
Y es que el número doce está cargado de simbolismo en la historia de la humanidad: doce son los meses del año, doce los signos del zodíaco chino… Es un número que, en definitiva, representa el ciclo del tiempo y de la vida.
Usando este simbolismo, Cheney Chan integra en una simbiosis perfecta este concepto con la belleza natural de las flores y mariposas, infundiendo a la nueva colección una sensación plena de renacimiento.
Usando el místico número doce, el diseñador chino muestra el encanto radiante de doce personalidades diferentes de mujeres a medida que estas van floreciendo con el paso del tiempo y con el devenir de los ciclos de su vida.
Una verdadera aventura en la que cada prenda aporta a la mujer que la lleva una personalidad única cargada de valentía, inocencia, responsabilidad y resistencia. Una oda clara a la elegancia femenina a través de una auténtica fiesta visual.
Cheney Chan encuentra la delicadeza más absoluta en piezas en las que estructuras casi arquitectónicas parecen ser abrazadas por volúmenes espectaculares que, en ocasiones, se tornan imposibles.
Tejidos vaporosos en envolventes encuentran en rasos, gasas y tules su verdadera razón de existir. Rojos, rosados, amarillos, blancos, negros…
Todas ellas son tonalidades que dan forma a una paleta de color nacida al calor de la tradición más clásica.
Piezas perfectamente combinadas con tocados elaborados de manera meticulosa complementándolas a la perfección.