Eileen Gray

PARIS

Jasmina Amrani

Eileen Gray. Prodigio del diseño atemporal.

El bagaje de Kathleen Eileen Gray, la encaminó a ser El referente. Una trotamundos casi centenaria cuya huella en el diseño y la arquitectura es imperecedera.

De su padre pintor, esta irlandesa nacida un 9 de agosto de 1878, heredó la pasión por los viajes y el amor por las artes.

Gracias a su madre, y a su título de nobleza escocesa, accedió a los círculos sociales y artísticos más selectos.

En 1901 conoció a (Charles Rennie) Mackintosh en la Exposición Universal de Paris, donde quedó impresionada por el Art Nouveau, y por supuesto, su Arts & Crafts.

Eileen Gray

Eileen Gray es una de las arquitectas menos conocidas pero más importantes del siglo XX. Creció en la época victoriana, en la de la «belle époque», dentro de un círculo aristocrático, y tuvo una formación académica tradicional en Berlín, Francia e Inglaterra.

De 1901 a 1906 estudió en la Slade Scholl of Fine Arts de Londres, el École Calarossi, la Academia Julian y el École des Beaux-Arts de Paris.

Se instaló en el apartamento que ocuparía para toda su vida, situado cerca de Saint Germain des Près, en la «ciudad de la luz». Aquí comenzó su transición hacia la modernidad y la vanguardia.

Viajó a África para aprender la técnica de elaboración de las alfombras de los mejores artesanos marroquíes. A esto le seguiría su viaje a América, y una vez de vuelta al viejo continente, se haría conductora de ambulancias durante la Gran Guerra.

Gran admiradora de los trabajos asiáticos con laca, conoció al maestro japonés Sougarawa en París, que la acompañó a Londres, en plena I Guerra Mundial, para abrir su primer taller y producir mobiliario de diseño en Chelsea.

«Para crear algo antes uno ha de cuestionárselo todo»

Eileen Gray se nutrió de los lugares a los que viajó y se apropió de la técnica artesanal japonesa del lacado. La transformó y actualizó haciendo de ella un método de trabajo contemporáneo que daría lugar a parte de sus obras más preciadas.

Fue la primera mujer en recibir el reconocimiento como Artista europea del siglo XX por aplicar técnicas asiáticas de la laca en el diseño y la impulsó a abrir su Galería con nombre de caballero, Jean Desert.

Gray fue una revolucionaria, una de los fundadores de la Union des Artistes Modernes (UAM), tal y como hizo el Grupo Le Batignolles a finales del siglo XIX con la “Union des artistes paintres, sculpteures…”

Esta emigrante anglo-irlandesa, que trataba de mantenerse alejada de sus contemporáneos, fue una artista influenciada por Gustav Klimt y Otto Wagner, cautivada por The Stijl y La Bauhaus, a la que le atraía la sobriedad y la simplicidad, así como la producción a bajo coste.

Eileen Gray

Mientras ella trataba de pasar desapercibida, la innovación y belleza de sus obras la exponían al público y la obligaban a diseñar para la élite.

En la época de los ismos, París renació tras la I Guerra Mundial y con ella el Art Decó, para el que los trabajos de Eileen Gray, eran la guinda del pastel.

Gray era una diseñadora integral, tenía una visión global de sus obras. El espacio alberga los muebles pero al mismo tiempo estos lo configuran. Es por ello, que sus proyectos arquitectónicos se nutren en los muebles que diseñó y viceversa.

Reforma integral del apartamento Rue de Lota.

Se trató del primer proyecto de envergadura de Eileen Gray, un encargo de su mecenas Madame Mathieu-Levy, diseñadora de sombreros de la boutique J. Suzanne Talbot. Comenzó su transformación en 1919 y le dedicó más de cuatro años.

Al no poder eliminar los muros y tabiques de la vivienda, decidió revestirlos con unos biombos de bloques lacados en negro, que transformaron totalmente el espacio de acceso, combinando escultura, arquitectura y mobiliario.

Brick Screen, y su amor por la laca.

Eileen Gray

Aunque este parabán fue diseñado en 1925, coincide con los biombos del Rue de Lota y es un ejemplo de su trabajo con la laca.

Experimentó con varios tamaños de bloques hasta llegar al que configuraría esta maravillosa escultura, presente en la colección permanente del MoMA de Nueva York.

Consta de veintiocho paneles fijos y móviles pintados a mano, secado y lijados, una vez tras otra, hasta obtener un resultado impecable. Están sustentados en una estructura de acero inoxidable mediante uniones realizadas en latón.

La delicadeza, refinamiento, la austeridad y la simplicidad de la artista, quedan patentes en esta maravillosa obra de arte, el separador de ambiente Brick Screen de Eileen Gray.

Actualmente en el catálogo de ClassiCon, existe una edición limitada de 75 parabanes en los que cada pieza está numerada y firmada.

Sillón de Dragones, el único.

Un sillón que tuvo en cuenta la ergonomía antes de la llegada de la Bauhaus. Fue subastado por Christies por casi 23 millones de euros en 2009.

Es una obra de 1919 que define la primera etapa de la diseñadora. Muestra su inventiva, sutileza, delicadeza y buen hacer con el bajo relieve, la laca y la tapicería.

Un sillón diseñado exclusivamente para el Apartamento de Lota y que luego pasó por el hogar de Yves Saint Laurent, hasta llegar a su desconocido propietario actual.

Sillón Bibendum, y su toque de humor.

Eileen Gray

Editado por ClassiCon y diseñado en 1926, el sillón Bibendum, está inspirado en el Hombre Michelin, creado casi 30 años antes.

Un sillón casi centenario, expuesto en el MoMA de Nueva York, cautivador pese a sus proporciones y de estética minimalista, una pieza atemporal sorprendente para la época.

Casa E 1027, profanada y salvada por el mismo hombre.

Eileen Gray

No hay duda de que Eileen Gray fue una visionaria, una mujer adelantada a su tiempo.

En este, su hogar sobre las rocas casi rozando el Mediterráneo y con vistas a la bahía de Mónaco, marcó muchos de los principios que luego regirían la arquitectura moderna.

Bastante tuvo que ver su entonces pareja Jean Badovici, que la animó a acabar sus estudios de arquitectura, comenzando a proyectar su residencia de verano E 1027, en Roquebrune–Cap–Martin en 1926 y que finalizó en 1934.

Investigación, innovación, destreza, búsqueda de funcionalidad y delicadeza, definen esta obra, la de una artista que se reivindicaría a través de sus creaciones.

La vivienda cuya planta tiene forma de «L», interactúa y se nutre de su entorno. Estudió el viento así como los ángulos del sol a lo largo de todas las estaciones, para obtener el máximo rendimiento.

La construyó sobre una estructura de pilotes, asentada en tres niveles sobre el terreno rocoso, y que evolucionaba constantemente por su relación con el sol, el viento y el mar.

El acceso, que desemboca en las pasarelas, nos da paso a una vivienda simple y eficiente, en la que los usos se entremezclan dando lugar a espacios abiertos y polivalentes, que se abren al exterior a través de unos grandes ventanales —de suelo a techo—, y donde las hojas de los cerramientos acristalados se pliegan y son móviles.

Incluso la cocina es revolucionaria, ya que el hogar interior se extiende al exterior, para disfrutar del entorno y del maravilloso clima mediterráneo.

La escalera, de divinas proporciones, comunica las diferentes plantas con peldaños de hormigón. Está iluminada por una luz cenital que proviene de un lucernario que sobresale de este barco que flota en el paisaje.

Toda una innovación, la «maison minimum» es un organismo vivo, cuyo nombre corresponde a un código cifrado:

  • la E de Eileen,
  • el 10 para la J,
  • el 2 para la B y
  • el 7 para la G de Gray …

… haciendo participe de sus diseños a su socio y compañero Jean Badovici.

Eileen Gray definía de forma conjunta el contenedor y el contenido, el mobiliario era también premisa del proyecto y esto desembocó en muebles que se plegaban y discurrían por las paredes y el resto de la casa favoreciendo un mejor flujo.

Mesa E 1027, la versatilidad de sus objetos.

Eileen Gray

Otra pieza magistral de la arquitecta y diseñadora. Otro icono expuesto en el MoMA.

Su objetivo al crear la mesa auxiliar E 1027 fue responder a una necesidad de su hermana: le gustaba desayunar en la cama.

Eileen Gray concibió este mueble con estructura de acero tubular ajustable en altura y, originalmente, con un top de plexiglás, que además era portátil.

Sillón Bonaparte, siempre París.

Eileen Gray

Aunque lo diseñó en 1935 para su apartamento de París, cuya Rue le da nombre, también forma parte de la residencia E 1027, ya que la arquitecta lo encontraba tremendamente cómodo y útil.

Este sillón consigue combinar el confort y la opulencia a través de una ligera estructura tubular en acero cromado, el asiento combina una estructura de haya y el tapizado en poliuretano con fibra de poliéster.

Editado por ClassiCon, el tapizado original era de cuero negro pero ahora está disponible en diferentes tejidos y colores.

Taburete No 2, nada convencional.

Eileen Gray

Diseñado en 1927 para Cap–Martin, muestra en su estructura la rigidez de las dos varillas de acero frente a la fluidez de la placa de acero de forma orgánica. Ambas surgen de una base lacada en el mismo color, terminando en un confortable asiento.

Alfombra centimetrada, siempre creando.

Tapiz de lana 100% natural. Al igual que el resto de sus creaciones estaba personalizado para el espacio que lo albergaba. También es un guiño a Jean Badovici con el número 10. Además de reconfortarnos y aportar calidez, no tendremos que estar buscando desesperadamente un metro o una regla cuando estemos diseñando.

Dos titanes de la arquitectura moderna.

Actualmente es fácil comprender la admiración y el desconcierto de Le Corbusier ante semejante genio: Eileen Gray, una arquitecta, diseñadora y artista cuyas ideas fluían sin cesar, al igual que sus obras.

Cuando se conocieron, el creador del famoso «Modulor» aún estaba comenzando su carrera. Se vio cautivado por esta mujer que no paraba de producir y consternado por no estar, todavía, a su nivel.

Lo acogieron en la casa E 1027, alimentando su espíritu y mente. Él se apropió de la obra de Eileen Gray, una mujer a la que no le importaba el protagonismo. Le Corbusier pintó en las blancas paredes de la casa ocho murales para alimentar su ego… y ni siquiera pidió permiso a Eileen. Fueron esos mismos murales los culpables de que la Irlandesa nunca volviera a Roquebrune.

Durante mucho tiempo se atribuyó la autoría de la casa E 1027 a Le Corbusier, lo que salvó a esta vivienda, que ahora está protegida en un área declarada «Espacio moderno» de importancia histórica y cultural.

El arquitecto acabó comprando una parcela, desde la que podía observar la residencia de Eileen Gray, para construir su famosa «Cabanon».

Dos obras icónicas de la arquitectura moderna del siglo XX conviven ahora en paz y armonía.

Eileen Gray, además de ser un referente de la arquitectura y del diseño del siglo XX, lo es también del empoderamiento de la mujer y del movimiento LGTB.

Una discreta mujer que falleció a los 98 años, y que hasta sus últimos días trabajó recuperando y organizando sus innumerables proyectos, cuya existencia solo conocía ella.

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