Lorenz Bäumer, un joyero apasionado
De todos los grandes nombres de la legendaria Place Vendôme, Lorenz Bäumer es el único joyero independiente.
Nacido en Washington de padres diplomáticos, Lorenz Bäumer tuvo una infancia trotamundos salpicada de viajes. De Estados Unidos a Jordania, pasando por Austria, Alemania y Canadá, la diversidad impregna al diseñador, cuya sensibilidad y curiosidad de espíritu se nutren de una madre que le inició en el oficio.
Licenciado por la École Centrale de París, su formación en ingeniería le convirtió en pionero en el uso de nuevas técnicas y materiales.
Rápidamente se consagró como uno de los más grandes joyeros del siglo XX.
Desde su casa homónima en el 19 de la Place Vendôme, Lorenz Bäumer sigue celebrando la feminidad con audacia. Agita los códigos. Se atreve e innova de forma constante con un estilo vanguardista.
Cada una de sus creaciones tiene alma. Todas cuentan una historia. Se inspira en sus pasiones: el arte y la naturaleza.
Inventor del diamante tatuado, también le gusta trabajar con materiales raros como el meteorito o el titanio.
En 1988, Chanel le pidió que desarrollara joyas para su casa de modas. Será el director artístico durante 20 años. Sus creaciones se convirtieron en clásicos para Chanel: Ultra, Camélia, Coco y Matelassé…
En 2007, LVMH le pidió que desarrollara la joyería Louis Vuitton. Aclamado por sus colegas con su primera colección, «L’Âme du Voyage», reinterpretó los códigos del viaje para Vuitton durante 10 años.
En 2010, el diseñador fue elegido por la familia real de Mónaco para crear las joyas de la boda de la princesa Charlene Wittsock y el príncipe Alberto II. Creó para ella la famosa tiara «Ecume de diamants».
Amante de las artes en todas sus formas, diseña y colabora con casas como Hermès, Cartier, Piaget, Bréguet, Baccarat y Guerlain, para la que diseña la famosa G roja, así como el frasco del perfume Abeille.
Le gusta responder a las peticiones especiales de sus amigos. En particular, creó las espadas de los académicos para el príncipe Gabriel de Broglie y el canciller Xavier Darcos.
