Stéphane Rolland dibuja un invierno lleno de texturas sensoriales
El máximo exponente de la alta costura en la actualidad, Stéphane Rolland, apuesta por un viaje al invierno más sensual y opulento
Para Stéphane Rolland todo es blanco y negro. Conjuga con maestría ambas tonalidades y consigue convertirlas en colores imprescindibles para esas musas en las que busca la libertad natural al margen de las ataduras. Musas que encuentran en el color ciruela y en el dorado la manera perfecta para conseguir contrastes de lo más seductores. Y en toda esta vorágine cromática, los colores neutros y tierra denotan una inspiración oriental que se plasma en vestidos estilo sari, amplias túnicas y cuellos que recuerdan a esos enormes collares tan propios de tribus de enclaves remotos.
Texturas ricas y elegantes que dan forma a una colección en la que el diseñador maneja como nadie los volúmenes en patrones arquitectónicos excepcionales. Stéphane Rolland mezcla el punto, la organza, la napa y la piel de zorro de una manera tan espectacular que parecen creaciones irreales que convierten a la mujer en flor de un exótico paraíso.
Combinaciones con aberturas imposibles que centran todas las miradas y que aportan un toque sofisticado y sensual. Es esa sensualidad de las pesadas lanas empleadas por Stéphane Rollan la que se mezcla con la generosidad de los volúmenes, transformados en la máxima expresión del lujo y destinados a envolver las siluetas de delicadas princesas y exploradoras de lo más aventureras.