Guy Laroche y su impactante sobriedad
Todo al negro. No podríamos definir mejor la colección con la gran casa de moda francesa invita a vestir las curvas femeninas para la próxima temporada.
Si hay alguien que sabe como nadie esculpir la figura femenina impregnándola de una sobriedad y elegancia desmedida, ese es uno de los grandes imperios franceses de moda, Guy Laroche. Y es que no hay nadie que ame el grandilocuente mundo de la alta costura que desconozca el savoir faire y tradición de una firma con un arraigo tan profundo en el mundo de la elegancia.
Así, treinta años después del fallecimiento del modisto, Richard René —actual director creativo de la marca— ha alumbrado una colección que, durante los próximos meses, se alza como el más que merecido homenaje a uno de los ideólogos de la elegancia femenina en el siglo xx.
Si Guy Laroche nunca dejó indiferente a nadie a lo largo de todas las décadas que se mantuvo al frente del poderoso imperio, Richard René ha hecho lo propio y el próximo otoño-invierno 2019-2020 propone llenar el universo femenino de piezas con un estampado basado e inspirado en el mármol color negro que cubre la lápida del virtuoso del diseño fallecido el 17 de febrero de 1989.
Así, y sin detenernos a poner en entredicho la que para muchos es considerada, a buen seguro, una macabra inspiración, la maison de origen galo apuesta por combinaciones propias de la elegancia que busca la mujer del siglo xx.
Y es que, si bien es cierto que la delicadeza de los patrones empleados por Guy Laroche en cada una de las combinaciones propuestas parece proceder directamente de los mismísimos talleres de más renombre de la alta costura, realmente no lo es: estamos ante una elegancia pura, sin artificios, que encuentra en la belleza de los tejidos su mejor arma de inspiración y seducción.
Guy Laroche sueña con una mujer actual, joven y desenfadada que, deseosa de convertirse en protagonista indiscutible de cualquier velada, busca envolver su silueta con vestidos de líneas rectas que le aportan ligereza y versatilidad.
En su armario también seductores plisados que adornan faldas que se combinan a las mil maravillas con chaquetas de corte masculino y sensuales y sugerentes capas que, en las noches de invierno, se transformarán en esa pieza clave tras las que se esconderá ese misterio escondido —con nombre de mujer— al que todos ansían llegar y pocos alcanzarán.
Prendas finas, simples y, ante todo, fluidas que, teñidas del negro más riguroso, sirven para cualquier momento del día o de la noche. Elegantes vestidos midi; sugerentes blazers con escotes de vértigo; vestidos que se adaptan al cuerpo y que esculpen un perfecto talle y que encuentran en los cortes asimétricos su mejor elemento de distinción; gasas que envuelven talles que se transforman en sugerentes focos de sensualidad infinita… piezas y combinaciones todas ellas nacidas para seducir a un mundo en el que la mujer busca sentirse segura de sí misma sin tener que renunciar a sus armas de mujer.
Y en medio de esta sobriedad infinita, trazos desiguales en blanco que llegan a romper esa sobria monotonía y que vienen a aportar ese toque tan personal a cada uno de los diseños propuestos.
Piezas arrebatadoramente femeninas en las que pueden entreverse marcados por una feminidad exclusiva y sugerente. Cortes fluidos que tienden su mano a delicadas blusas transparentes; trajes de chaqueta que encuentran en la reinvención la mejor manera de salir nuevamente a la calle…
En definitiva, una colección en la que Guy Laroche busca y ansía alcanzar esa distinción exclusiva reservada para unos pocos; esa inspiración hecha a medida que solo algunas almas saben entender; ese savoir faire que solo los amantes de la alta costura pueden hacer suyo y disfrutar.